miércoles, 22 de mayo de 2013

Proyección Mercator

Me gustan las mujeres tristes, siempre tan parecidas a mi corazón. Cuando las imagino en sus noches de invierno, aparecen todas lánguidas como si acariciaran el tango con su acompasado movimiento. Rubias ellas, de voces imperceptibles, como argentinas, están en mí y por ahí rondan aburridas entre cafeterías y universidades bulliciosas. Al verlas, pienso en la inútil distancia que hay del sueño a la casa. Otras no dejan entrever el atractivo de algún color ni siquiera en el límite de la danza tamboril. Al estar atento a las rubias que se pierden silenciosas ante los teléfonos públicos, se percibe cierta suavidad en sus voces, algo así como la perplejidad que refleja lo inalcanzable de la estética. Al otro lado del parque, un hombre, quizás metafísico, bordeando latitudes ecuatoriales de licor, piensa una aurora boreal sempiterna, europea, en su extraño corazón latino donde las ambivalencias del gusto sólo conservan la diferencia de los ápices sobre un asunto de mapamundi. Pero entristece saber sobre los genes recesivos y aquello que afirman los genetistas en las noticias y reproducen las revistas juveniles: las rubias desaparecerán en poco de la Tierra. Desde ya compro tintes y champús enamorados. Nayib Camacho O. “Frente al ángel” (prosa poética). Villavicencio. 2005. Universidad de los Llanos. ISBN: 958-97289-6-0

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